martes, 8 de mayo de 2012

Fragmentos XI

El día corría ceniciento y hundía la moral de cualquiera. A lo lejos se escuchaban los graznidos de los carroñeros.

Carlos se adelantó a la cima de la colina, mientras Roberto trataba de encontrar una frecuencia de comunicación.

Carlos,  jadeando, alcanzó su meta e hizo uso de sus binoculares para visualizar mejor el camino.

Al mirar más allá, entendió de donde venían aquellos sonidos. Cuervos y buitres se abalanzaban por igual sobre los restos de una batalla cruda y sangrienta, sin embargo corta. Plumas negras y picos escarlata resaltaban en el paisaje. Nadie supo de donde vino, pero ahí estaban los cadáveres, ahí estaban las armas. Ahí estaban los restos.

viernes, 2 de marzo de 2012

Fragmentos X


De repente volvió la mirada y se encontró con aquel espectáculo macabro.





Y ahí en medio del bosque, justo cuando el sol empezaba su andar matutino, comprendió que el camino de regreso sólo se le extendía frente a él, como una senda interminable, que cada vez más lo alejaba de aquella ciudad de altas murallas y paredes blancas. Así espueleó a su caballo tordo, que con paso cansino se fue alejando, perdiéndolo en la sutil bruma entre los arboles.

martes, 14 de febrero de 2012

Samsung Galaxy S II Skyrocket

Mierda, este teléfono es una puta pala!!!!


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martes, 1 de noviembre de 2011

Fragmentos VIIII

Y ahí va el fantasma de la Patria, de manos de aquel que murió de hambre por solo alimentarse de ideas, ideales e idearios, de falsas esperanzas y falsos apoyos.

Allá corren ambos en parajes ulteriores a esta vida. Allá donde corrió aquel espartano, aquel escocés, aquel alemán, donde aquellos se han paseado vestidos con su túnica valiente.

Fragmentos VIII

Diego emprendió su camino. No sabía bien el porqué debía caminar, muchas veces durante su trayecto se preguntó qué sucedería si se detenía súbitamente. Se preguntó si existía alguna manera de escapar de aquel lugar, de aquel momento y volver una vez más a aquel calor. Pero de pronto comprendió, así de súbito como quería detener su marcha, así de fugaz como cuando se condiciona una mente al estilo de cierta hermandad, y una palabra, lugar o simplemente un trozo de tiempo sería el gatillo que dispararía la respuesta.

Así fue como comprendió que la única manera de seguir viviendo, respirando, observando, a la final sintiendo, era este morir de a poco, este morir de a ratos.

Fragmentos VII

Han transcurrido casi cinco meses desde mi última mirada cara a cara con la muerte. Debo reconocer que hasta ese momento todo había sido sutil, como un aprendizaje que me preparaba para ese instante, instante que aún no logro entender.

Fragmentos VI

Hace unos días la lluvia trajo consigo los últimos vestigios de una inspiración pseudoliteraria que habitaban en las cenizas de una adolescencia tardía. Cenizas que pronto fueron atizadas y reanimadas, como muertos vivientes, por las andanzas poéticas de García Madero por los cafés del D.F. Mexicano.